Las listas de los anglosajones
Atardecer sobre la isla de Manhattan y el Río del Este Después de una larga ausencia, este fin de
semana hemos regresado a casa. Es una experiencia extraña, porque por un
lado esta realidad da una seguridad inmensa, aunque por otra parte hace
que uno empiece añorar el desorden que quedó atrás. *** Una de las cosas que siempre nos ha llamado la
atención de la cultura anglosajona es su obsesión con las listas. Es un mundo
organizado donde siempre hay una lista, donde alguien enumera, casi siempre en
orden de preferencias, sus cosas favoritas: películas, ciudades, libros,
restaurantes, programas de televisión, etc. Así, tienen revistas donde se sigue,
semanalmente, las ventas de discos de todo tipo de música, las recaudaciones de
las películas y las obras de teatro (incluyendo los musicales), los libros más
vendidos, los programas de televisión que supuestamente más se ven, etc. 1) ¿Hemos discutido si vamos o no a tener
hijos?, y si la pregunta es sí, ¿quién los va a atender? El problema con esta lista, como también de las
listas que nos bombardean diariamente (aunque mayormente los fines o comienzos
de semana), se nos revela de una manera furiosa y terminante en la pregunta
número siete. Todas estas se limitan a una sociedad, a una cultura, a un
fenómeno. Porque, ¿tendría un indio boliviana o un haitiano que vive en un batey
dominicano que preocuparse si habrá televisión en el aposento cuando en su casa
ni siquiera hay un dormitorio, para ni siquiera mencionar el televisor? Para agrandar las fotografías, pulsar la imagen
un día de enero
Generalmente, cuando uno está en un país del tercer mundo, lo normal es
extrañar la electricidad continua y hasta el agua potable —incluso,
simplemente, una sociedad donde la gente sencillamente obedezca las
leyes. Pero no, a nosotros no nos hacían tanta falta esas cosas. No, lo
que más extrañamos fue nuestra cama.
Tendremos que ausentarnos en tres ocasiones más (en abril, en julio y en
diciembre), y si alguien nos preguntara que quisiéramos llevar con
nosotros, no tendríamos que pensarlo dos veces. Nos llevaríamos nuestra
cama.
Y a la gran mayoría de anglosajones esto le parece lo más conveniente del mundo.
Pero estas listas siempre presentan un problema mayor: Si un álbum nuevo de
Shakira o Juanes, por ejemplo, vende un cuarto de millón de copias en una
semana, algo así como más de doscientas mil copias más que uno de Pedro Guerra,
significa acaso algo? Me cuentan que la película Crash, que pareció ser
tan buen melodrama que hasta ganó hasta el una vez prestigioso Oscar, estaba en
venta la semana pasada en una tienda nacional de electrónicos a $3.99, en la
misma canasta con First Blood, Saw II, Once Upon a Time in Mexico, Bad Boys
y S.W.A.T.
Durante nuestra ausencia, varios amigos nos hicieron llegar una copia de un
artículo que fue publicado en el New York Times el pasado 17 de diciembre de
2006, “Preguntas que las parejas debían preguntar (o desean que hubieran
preguntado) antes de casarse”. Esta lista, como otras tantas que aparecen
diariamente en el mundo anglosajón, nos hizo pensar en las diferencias entre la
realidad de “aquí” y la de “allá”.
He aquí la lista de 15 preguntas, mal-traducidas literalmente.
2) ¿Tenemos claro las obligaciones financieras y metas de cada uno de nosotros
dos?, y ¿engranan nuestras ideas sobre gastos y ahorros?
3) ¿Hemos discutido nuestras expectativas cómo se mantendrá el hogar?, y ¿nos
hemos puesto de acuerdo sobre quién hará los oficios?
4) ¿Nos hemos divulgados nuestras historias de salud, tanto física como mental?
5) ¿Es mi pareja cariñosa hasta el punto que yo espero?
6) ¿Podemos, abierta y confortablemente, discutir nuestras necesidades sexuales,
preferencias y miedos?
7) ¿Habrá un televisor en el dormitorio?
8) ¿Verdaderamente nos escuchamos al otro y consideramos justamente las ideas y
las quejas del otro?
9) ¿Hemos alcanzado un entendimiento claro de las creencias espirituales y
necesidades de cada uno?, y ¿hemos discutido cuándo y cómo nuestros hijos serán
expuestos a la educación religiosa/moral?
10) ¿Nos gustan y respectamos los amigos del otro?
11) ¿Valoramos y respetamos los padres del otro?, y ¿está uno de nosotros
preocupado sobre la posibilidad de que uno de los padres interferirá con nuestra
relación?
12) ¿Qué hace mi familia que te molesta?
13) ¿Hay algunas cosas que tú y yo NO estamos preparados a dejar en el
matrimonio?
14) Si a uno de nosotros nos ofrecieran un empleo lejos de nuestra familia,
¿estamos preparados a mudarnos?
15) ¿Nos sentimos los dos completamente seguros en el compromiso del otro al
matrimonio?, y ¿creemos que la unión puede sobrevivir cualquier desafío que se
nos presente?
11:27 PM